miércoles, 4 de mayo de 2016

Sin ti no soy nada

Lágrimas brotaban de sus ojos, mientras yo, en un intento de consuelo, acariciaba su cabello. La escuchaba hablar, escuchaba cada uno de sus lamentos e inquietudes, limitándome a sonreír o bromear en algunas ocasiones, sin saber qué decir, sólo me dignaba a consolarla con mi presencia y un abrazo, no fue suficiente.